El Comarcal

Noticias de nuestras comarcas

ESTAMOS FALLANDO A LA NATURALEZA

Cómo Europa está destruyendo la vida y la biodiversidad

La actividad humana es la causante de la sexta extinción masiva que ya está teniendo lugar. Si queremos sobrevivir nuestra especie debe respetar un conjunto de límites medioambientales y planetarios.

Aunque la UE y sus Estados miembros reconocen esta realidad, al mismo tiempo son capaces de mostrar una sorprendente iniciativa para diezmar los recursos naturales locales, nacionales y mundiales. La biodiversidad es uno de los muchos factores interrelacionados con la crisis climática. Pero esto es solo una parte de la ecuación. La pérdida de biodiversidad no es un problema aparte a tratar en las conversaciones del clima, sino que es un motor fundamental de la crisis climática y, como tal, debe recibir la misma prioridad política y pública.

La actividad humana influye de gran manera en los procesos biológicos, geológicos y atmosféricos.

La naturaleza es nuestro sistema de soporte vital, tiene el poder de mitigar y adaptarse a los impactos de un planeta que se calienta. Debería ser obvio que las actividades humanas deben anteponer ante todo la salud del planeta y la protección de cada una de las especies. Sin embargo, asistimos a la contaminación química de la tierra y los mares, a la destrucción de los bosques y los hábitats y al aumento de una agricultura industrial que está despojando a los países de la UE y al resto del mundo de bienes naturales vitales. Estos recursos naturales son irremplazables y nuestra mayor defensa contra la crisis climática.

Los objetivos globales intentan dar solución a estos problemas y ofrecen un paquete útil de medidas a los gobiernos. Los objetivos pueden ser ambiciosos y de gran alcance, pueden servir como guía para las actuaciones a realizar, pero no están logrando impulsar mejoras decisivas y vinculantes en Europa. Por el contrario, las protecciones existentes son absolutamente inadecuadas.

En este documento se describen algunas de las pérdidas de biodiversidad más devastadoras en Europa. La contaminación de importantes recursos hídricos en Austria, Bulgaria, Dinamarca, Alemania y España. La tala desenfrenada de bosques en Suecia, Rumanía, Polonia y Alemania. Los planes para mataderos que ponen en peligro el medioambiente de Suiza, la contaminación por nitrógeno de la ganadería en los Países Bajos y la destrucción de los espacios verdes urbanos en Bélgica.

Se supone que los Estados miembros de la UE lideran la lucha contra la crisis climática y de la biodiversidad. Si este es su comportamiento, ¿cómo puede la UE exigir al resto del mundo que tome medidas?

A lo largo del continente la población local lucha por proteger sus hogares y los sistemas naturales que sustentan la vida. Es hora de que los gobiernos y la clase política actúen y atajen de raíz los motores de la destrucción.

Por Greenpeace España